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Para esta primera entrega de la PEC 5 he escogido el término «Fenómeno» (del griego φαινομένον [leer: phainomenon] ), masculino?, singular. Según comentan los diccionarios de etimologías, su significado literal es «lo que se muestra», algo que pasa desde la imaginación a un objeto que puede ser visto.

Definimos la palabra Fenómeno como un hecho o elemento que sucede de una manera evidente a los sentidos, cuyo efecto puede o no ser latente o marcado en el entorno que le rodea.  Los fenómenos pueden suceder de manera progresiva, de manera repentina o incluso espontánea; en todo caso, necesitan siempre de un observador que los capte (es por eso que en el misticismo se puede entender, incluso, como un proceso comunicativo entre el entorno y el sujeto que vive en él ).

Existen múltiples tipos de fenómenos, y una de sus clasificaciones (básicamente, la que les da más importancia) es que se dividen en relevantes y no relevantes. El fenómeno puede ser relevante, si modifica sustancialmente el entorno que le rodea, o tiene un efecto marcado y palpable; o bien puede ser irrelevante, es decir, que no posea efecto alguno sobre su entorno que sea de algún interés. Sea como fuere, esta clasificación es relativa, puesto que depende como hemos dicho de un observador consciente, y lo que para un individuo puede ser importante, para otro puede no serlo tanto. Por otro lado, existen más clasificaciones: los fenómenos pueden ser físicos, místicos, psicológicos, naturales… y en la mayoría de los casos suelen ser el resultado de una consecuencia causa-efecto.

En este sentido entra la relación del humano con la palabra fenómeno, ya que, del mismo modo que otros elementos que existen en la civilización, el fenómeno puede ser elevado o repudiado por la cultura o entorno en el que se pone de manifiesto. Así pues, un fenómeno de carácter místico, como por ejemplo, una aparición de la virgen María, sería poco apreciado e incluso repudiado en un laboratorio científico, donde las personas que lo observarían intentarían buscarle un sentido totalmente lógico (como por ejemplo, los científicos podrían pensar que han sido intoxicados con la comida o cualquier otro elemento químico del laboratorio, que les están gastando una broma, etcétera).